El beso del tequila. México DF
Cuesta acostumbrarse al bullicio y la energía de casi 160.000.000 de habitantes, cuando venimos de un lugar donde nos reunimos 30 o 40 y puede ser considerado un éxito.
por Carlos Rodríguez Ruiz
Todo conspira insistentemente contra nuestros acostumbramientos cotidianos, desde el tránsito más acorde a una jungla urbana donde sobrevive el más atrevido, hasta el stress constante que provocan cientos de apurados esquivándose de memoria en uno y otro sentido, serpenteando en veredas angostas devenidas en estacionamiento a pura prepotencia. Parece no haber lugar, pese a que es y se siente enorme.
La identidad, profundamente arraigada en las miradas perdidas en sí mismas y mansamente orgullosas, presurosas por llegar a alguno de los miles de destinos locales, se manifiesta con una estridencia inteligente, siempre dispuesta a sorprender al visitante con un abanico de sabores y olores callejeros ubicados en cualquier lugar, a pleno paso, a pleno México.
Walking México
Al fin, nos zambullimos en su cultura popular, entregados al desaprendizaje de la nuestra. Jugos de naranjas por doquier, el cilantro y la cebolla picada en el taco tempranero del desayuno, tamales, elotes, gorditas seductoras, chapulines y huevos de hormigas saltados, el aroma enquistado en la comunidad que al segundo día nos abraza cálidamente y nos lleva a nuestro primer “enchile”, aplacado a fuerza de Coronas con limón y ruidosamente saludado por nuestros ocasionales compañeros que festejan la saturación extrema del picante en el paladar extranjero.
Con Emiliano Zapata
Un mix arquitectónico muy interesante sorprende al caminante en cualquier esquina. Desde añejas calles empedradas, casonas cuyo diseño desnuda un pasado no muy lejano rodeado de espacios abiertos, manufactura impecable en maderas y detalles en hierro forjado y remachado, grises de tiempo pero en un estado de conservación envidiable: “es el clima, aquí es casi siempre muy seco, estamos muy lejos del mar y las cosas duran mucho más”, dice Antonio, un veterano y bilingüe taxista devenido en entusiasta y oportuno guía local, hasta los universales zaguanes, varias veces refugio del puesto de acero inoxidable del tentempié de media mañana.
Café de Tacuba
La ciudad despliega desde muy temprano un abanico impresionante de opciones para el tiempo libre y es medido más en horas de llegada que en permanencia en el lugar elegido. Y no es para menos. México D.F. con sus 15.000.000 de habitantes en el área metropolitana más otros 9.000.000 que conforman un cinturón urbano que copia fielmente la geografía del lugar trepando las pendientes que rodean la capital, nos obliga a una salida por autopistas que, en el mejor de los casos, insumen casi tres horas para salir de la ciudad.
La media mañana nos conduce a Teotihuacán. Alguien dijo sabiamente que los viajes no se dicen, se hacen, y ésta es una excelente, y a veces única oportunidad de vivir desde la perspectiva moderna, la sabiduría milenaria que transmite mansamente cada piedra del lugar. Todo parece estar silenciosamente en su sitio, cuajado por la letanía incansable de los vendedores de artesanías, pregonando piezas únicas hechas a mano paradójicamente idénticas…misterios de la manualidad.
Aurelio
Bajo el sol ardiente, una lagartija totalmente mimetizada con la enorme cabeza de piedra, observaba con atención nuestro agobiado paso de turista, excedidos de ciudad y poco acostumbrados al calor sofocante y la sequedad del clima. “Aquí nadie toca nada, pero hay que tener cuidado. Si pisa ese montoncito de allí, se pone difícil pues esa hormiga corre rápido”, dice alguien a nuestras espaldas.
Se acerca sonriente. Habla pausado, compartiendo su sabiduría basada en la observación y en las antiguas reglas que aún reinan secretamente en el territorio. Conoce cada recodo, señala aquel lugar donde nadie va porque un arbusto tapa la entrada, muestra el “rojo cochinilla” pintado hace cientos de años y seguramente, envidia absoluta de los materiales modernos, mientras nos va contando de las cabezas y los enterramientos, dueño absoluto de nuestra atención. “Si se paran por aquí y hacen silencio, podrán escucharlo”, comenta misteriosamente y en voz baja Aurelio, un sagaz vendedor de artesanías que, contrariamente a los muchos que salen a nuestro paso, se acercó a conversar. En ese momento, la curiosidad en aumento supo el nombre de todo ese conocimiento que encontraríamos a lo ancho del país… y sin buscar. Con suma amabilidad, común denominador en todo nuestro viaje por el país hermano, nos ubica al centro de una depresión del terreno convertida en una plaza rectangular bordeada por una vereda de grandes losas de piedra… y superado el ridículo, nos enseña el canto. El aplauso pausado y las extrañas razones de un eco que parece rebotar en nada, sacan de nuestras manos profanas la experiencia personal de reproducir el llamado del Quetzal, ave emblemática de México. Por toda respuesta, la sonrisa franca y amistosa se dibuja en Aurelio. “¿Van a subir? Tienen que hacerlo de costado, así no se cansan tanto”, indica, señalando la Pirámide del Sol mientras camina a nuestro lado con la confianza del desconocido que se sabe aceptado. “Los espero cuando bajen”, dice… y merecidamente, Aurelio - un verdadero guía turístico, al pie de la Pirámide del Sol, se sale con la suya.
La magia está en las miradas, aparentemente ausentes pero de una profundidad desacostumbrada para nosotros. Muchas charlas cortas al pasar y en silencio, midiéndonos instintivamente con el discreto lenguaje de la percepción. México te seduce, te abraza, te sofoca tiernamente, te engulle con la lentitud amorosa del amante mientras pruebas el beso del tequila…largo, fuerte, que te invade y te somete, dulcemente adictivo. México: un país para vivirlo a paso de hombre, sin prisa y con pausa.
TIP 1: Un detalle curioso: no se ven perros sueltos en las calles.-
TIP 2: Agua de Horchata, recomendable y eficaz barrera contra la sed y la sequedad del clima.
TIP 3: Si no vas a Café de Tacuba, no estuviste en DF.-
TIP 4: Cerveza Michelada con tabasco…pensarla ya es toda una aventura.-
TIP 5: Servicios de Metro absolutamente regulares, limpios y eficientes. Rush Hour complicada.-
TIP 6: Imperdible el Museo de Antropología y el Parque ---
TIP 7: Omnipresencia del chile picante: desde los huevos revueltos en el desayuno al postre.-
L/D
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