Viernes, 07 Junio 2024

¿Cómo elegimos un lugar para vacacionar?, te lo explico con una perspectiva desde la economía del comportamiento

Foto: ClicArte

La decisión de elegir un lugar para vacacionar y comprar un viaje turístico es un proceso complejo influenciado por diversos sesgos y comportamientos humanos. Para entender mejor esta elección, es útil aplicar los principios de la economía del comportamiento, que nos ayudan a ver cómo las decisiones reales de las personas difieren de las predicciones de la teoría económica neoclásica.

Por Jacobo Malowany para CIPETUR

Marco Positivo/Negativo

Imagina que dos personas están considerando el mismo destino vacacional. A una se le presenta el viaje destacando todas las experiencias positivas: playas soleadas, comidas deliciosas y actividades emocionantes. A la otra, en cambio, se le mencionan posibles inconvenientes como el calor excesivo o las multitudes. El marco en el que se presenta la información influirá significativamente en su decisión, demostrando cómo el contexto y la presentación de opciones pueden inclinar la balanza.

Anclaje/Status Quo

Muchas personas eligen destinos vacacionales basándose en experiencias pasadas o recomendaciones familiares. Este sesgo de anclaje y status quo puede llevarlas a repetir los mismos destinos, incluso cuando nuevas y posiblemente mejores opciones están disponibles. El temor a lo desconocido y la comodidad de lo familiar mantienen a las personas ancladas en sus elecciones previas.

Inatención y fatiga cognitiva

Planificar un viaje puede ser abrumador. La inatención y la fatiga cognitiva entran en juego cuando las personas, cansadas de evaluar múltiples opciones, optan por una elección rápida y sencilla, que puede no ser la óptima. Este sesgo se ve agravado por la sobrecarga de información disponible en la era digital, donde comparar destinos, precios y actividades puede ser agotador.

Aversión a perder

La aversión a perder también juega un papel crucial. Los viajeros a menudo temen perder una oportunidad de oferta o un paquete especial. Este miedo a perder algo valioso puede llevar a decisiones impulsivas, como reservar rápidamente un viaje al ver una promoción "por tiempo limitado", sin considerar todas las opciones.

Ley de los pequeños números

Basar decisiones en pocas experiencias o testimonios también es común. Un viajero puede elegir un destino porque escuchó una experiencia positiva de un amigo, sin considerar que esa experiencia no es representativa. Este sesgo, conocido como la ley de los pequeños números, puede llevar a expectativas poco realistas y decisiones subóptimas.

Sesgo por el presente

El sesgo por el presente lleva a las personas a valorar más las recompensas inmediatas que los beneficios a largo plazo. En el contexto de la elección de un destino turístico, esto puede significar priorizar destinos que ofrecen gratificación instantánea, como playas y resorts, sobre destinos que requieren más planificación y ofrecen recompensas más significativas a largo plazo, como viajes culturales o de aventura.

Identidad negativa

Finalmente, la identidad negativa puede influir en la decisión de viajar. Algunas personas pueden evitar ciertos destinos porque no se ven a sí mismas como capaces de disfrutar o adaptarse a esos lugares. Esta percepción autolimitante puede restringir sus opciones y evitar que exploren nuevas y enriquecedoras experiencias.

Relación con la economía del comportamiento

Como señaló Simon (1987), la "economía del comportamiento" puede parecer un pleonasmo, pero se distingue claramente de la teoría económica neoclásica al reconocer las limitaciones y particularidades del comportamiento humano. Un pleonasmo es una figura retórica que consiste en el uso de palabras redundantes para expresar una idea que ya está implícita en el término principal. Un ejemplo común de pleonasmo es la expresión "subir arriba", donde "subir" ya implica ir hacia arriba, por lo que añadir "arriba" es redundante. En el contexto del turismo, un ejemplo de pleonasmo sería decir "reserva anticipada por adelantado", ya que "reserva anticipada" ya implica que se hace con antelación, haciendo que "por adelantado" sea redundante. La "economía del comportamiento" se considera un pleonasmo porque toda economía, por definición, estudia comportamientos humanos, aunque esta rama específica se enfoca en las decisiones reales de las personas, incorporando sesgos y limitaciones cognitivas que la teoría económica tradicional ignora.

La teoría neoclásica asume que los agentes tienen preferencias bien definidas, expectativas no sesgadas, y toman decisiones óptimas basadas en esas creencias. Sin embargo, los sesgos mencionados anteriormente muestran que los humanos (o "Humanos" en términos de Simon) a menudo toman decisiones que no son óptimas debido a sus capacidades cognitivas limitadas y su susceptibilidad a influencias psicológicas.

En el contexto de elegir un destino vacacional, la economía del comportamiento reemplaza la noción de agentes perfectamente racionales ("Econos") con la realidad de individuos con sesgos y limitaciones cognitivas. Esto nos permite entender mejor por qué las personas eligen ciertos destinos y cómo podrían beneficiarse de intervenciones que los ayuden a tomar decisiones más informadas y satisfactorias.

Adam Smith y otros economistas del comportamiento tempranos ya reconocían la importancia de factores como el exceso de confianza, la aversión a la pérdida y el sesgo del presente. Al aplicar estas ideas al turismo, podemos diseñar estrategias que mitiguen estos sesgos, ayudando a los viajeros a disfrutar plenamente de sus vacaciones al elegir destinos que verdaderamente satisfagan sus necesidades y deseos.