FESTURIS 2025
La 37ª edición de Festuris volvió a mostrar por qué Gramado se ha convertido en un punto de encuentro para el turismo regional y continental. A pesar de la lluvia que acompañó los primeros días, la ciudad se mantuvo encendida en su estética de luces navideñas, calles cuidadas y una atmósfera que combina tradición con hospitalidad. Esa ambientación creó un marco singular para el intercambio profesional: entre stands, reuniones y recorridos, la feria funcionó como un espacio de conversación fluida, donde destinos, operadores, instituciones y comunicadores encontraron la oportunidad de pensar proyectos en común.
Por Jacobo Malowany para CIPETUR
El evento reunió a miles de profesionales, representantes de destinos internacionales, empresas y cámaras del sector, en un escenario que impulsa vínculos y multiplica posibilidades. Los visitantes circularon entre propuestas que reflejan identidades diversas, experiencias sensoriales y formas de entender el turismo como hecho cultural y económico. Gramado, incluso bajo la lluvia, se mostró como ciudad preparada para recibir y sostener grandes encuentros, manteniendo el ritmo constante de su temporada navideña, sus calles iluminadas y su carácter amable con quienes llegan a observar, aprender y proyectar.
La feria, reconocida como una de las más influyentes de América Latina, cerró con cerca de 17.000 profesionales acreditados, 2.500 marcas expositoras, 64 destinos internacionales y un movimiento estimado de R$ 552 millones en acuerdos y negocios potenciales. La economía local de Gramado registró un impacto aproximado de R$ 80 millones durante los días del evento.
Cultura, territorio y acuerdos que amplían la proyección del destino
La presencia de Uruguay en la 37ª edición de Festuris evidenció una estrategia de promoción que integra arte, identidad territorial y experiencias culturales. El stand nacional incorporó elementos visuales inspirados en Joaquín Torres García, figura central del arte uruguayo, cuya obra propone una mirada del sur como referencia. Este enfoque permitió establecer un vínculo inmediato con el público visitante, generando reconocimiento simbólico y conversación.
La propuesta incluyó degustaciones gastronómicas, con vinos y productos de distintas regiones del país, y la participación del músico y creador Tatita Márquez, cuya actuación aportó cercanía, ritmo y una atmósfera de encuentro. La respuesta del público fue constante, con alto nivel de interacción y permanencia en el espacio.
Articulación interinstitucional
La participación de Uruguay en Festuris contó con el acompañamiento de la Cámara Uruguaya de Turismo, la coordinación ejecutiva de María Julia Fernández y el respaldo del Ministerio de Turismo, que facilitó parte del traslado de las delegaciones.
Se destaca también la cooperación entre regiones y ciudades uruguayas, especialmente en torno al desarrollo de rutas de vinos y quesos, experiencias rurales y propuestas basadas en identidad local.
Mirada hacia adelante
Festuris presentó el lema “Reimaginando el mañana”, invitando a pensar el turismo en clave humana, sostenible y cultural. Para 2026, el evento trabajará el tema “Relaciones reales que construyen el futuro”, reforzando la importancia de la conexión entre territorios, viajeros y comunidades.
No todo fue feria
La lluvia acompañó los primeros días en Gramado, pero la ciudad mantuvo su atmósfera característica: calles húmedas, luces navideñas encendidas desde la tarde y una sensación de cuidado estético que permanece incluso en el ritmo intenso de la feria. Dentro de ese paisaje, el paseo por Garden Park ofreció un respiro tranquilo entre reuniones y agenda profesional. Espacios verdes, senderos amplios y la posibilidad de caminar sin prisa permitieron mirar la ciudad desde una sensibilidad más serena, sin perder la conexión con el contexto de Festuris.
La experiencia gastronómica también formó parte del recorrido y permitió reconocer el valor que la región le da a la hospitalidad. El almuerzo en Garfo e Bombacha, en Canela, combinó una mesa abundante, sabores tradicionales y un ambiente que invita a compartir. Más tarde, la cena en una cantina italiana con buffet libre en la misma ciudad sumó otro registro: atención cálida, cocina casera y ese clima de conversación que queda en la memoria cuando la mesa acompaña el encuentro. Ambos espacios recuerdan algo simple y profundo: aquí recibir bien no es un gesto, es una cultura.
La edición 2025 dejó algo más que cifras:
dejó vínculos, acuerdos y conversaciones que continúan.




