Viernes, 20 Abril 2018

Un coloniense aventurero, valiente y libertario, fundó la Prensa independiente en el territorio que luego sería Brasil

Hipólito José da Costa Pereira Furtado de Mendonça, nacido en 1774 en la Colonia del Sacramento (actualmente uruguaya y entonces, sometida a la Corona portuguesa); recibió un merecido homenaje por los periodistas de la  Associação Brasileira dos Jornalistas de Turismo, y el Círculo de Periodistas de Turismo del Uruguay.

por Lucía Inés Bagnasco

Hipólito José da Costa Pereira Furtado de Mendonça

Vino al mundo en el seno de una familia acomodada, formada por el militar portugués Félix da Costa Furtado de Mendonça -destacado en Sacramento por la Capitanía de Río de Janeiro, en calidad de Alférez de Ordenanzas- y por Ana Josefa Pereira Martins de Mesquita, ciudadana de la Nova Colonia do Santíssimo Sacramento.

Resumiendo, si es que puede hacerse, la vida de este fantástico personaje, digamos que sus padres,  conscientes de su innata capacidad intelectual, le proporcionaron una espléndida formación académica.  Cursó sus estudios primarios en la ciudad de Pelotas, a la que se había trasladado la familia a finales de 1777, ya que, a raíz del convenio firmado por España y Portugal el día 1 de octubre de dicho año (el famoso Tratado de San Ildefonso), los españoles pasaban a controlar todo el estuario del Río de la Plata, lo que implicaba que la Colonia del Sacramente dejaba de ser portuguesa. Desde allí comenzó estudios universitarios en Porto Alegre, para luego establecerse en la ciudad portuguesa de Coimbra, en cuya antigua universidad -una de las más prestigiosas del ámbito geo-cultural luso- cursó estudios superiores de Derecho y Filosofía y Letras; para continuar estar carreras en el 1798 en Estados Unidos.

A su regreso a Lisboa, Hipólito José da Costa recibió, en pago de los servicios recién prestados a la Corona portuguesa, un relevante cargo oficial: el de director de la Imprenta Real (1801); y en un viaje por Inglaterra y Francia consolidaba sus vínculos con la masonería (hasta el extremo de que, años después, habría de convertirse en Gran Maestre de la Masonería Inglesa).

Pero en la corte lusa no se veía con buenos ojos esta pertenencia de Hipólito José da Costa a enigmáticas sociedades secretas extranjeras, por lo que, en 1802, ya de nuevo en Portugal, fue detenido y juzgado por la Inquisición, que le condenó a presidio

En 1805, después de haber pasado durante tres años por varios penales de la Inquisición, Hipólito José da Costa logró huir de sus carceleros tomando el disfraz de uno de sus criados. Pasó apresuradamente a España y desde Gibraltar hacia Inglaterra en calidad de exiliado, se acogió al amparo del poderoso Duque de Sussex -hijo del propio rey de Inglaterra y miembro también de la masonería-, con lo que se supo libre de cualquier amenaza de sus perseguidores (fundamentalmente, la Inquisición portuguesa) y pudo consagrarse de lleno a una de sus grandes pasiones: el cultivo de la escritura y el periodismo.

Bajo la protección del Duque de Sussex, Hipólito José da Costa se convirtió en el editor de la primera publicación periódica brasileña, el mensuario O Correio Brasiliense ou Armazén Literário, que estuvo en circulación desde el 1 de junio de 1808 hasta 1823. Esta publicación, que desde su primer número comenzó a difundirse no sólo por Inglaterra, sino también por Portugal y Brasil, se adelantó en tres meses a la aparición del primer rotativo lanzado en territorio brasileño propiamente dicho, la Gazeta do Rio de Janeiro (que comenzó a circular el 10 de septiembre de 1808).
Desde las páginas de O Correio Brasiliense, Hipólito José da costa se erigió en uno de los grandes precursores de la lucha de los brasileños en pro de su emancipación. Supo comentar con suma lucidez todas las decisiones relevantes de la política y la administración territorial portuguesa, y lanzó firmes proclamas tendentes a estimular el patriotismo de los sectores ilustrados de Río de Janeiro y el resto de las grandes ciudades de Brasil. La formación cultural y la mentalidad que había adquirido en Europa le alentó a propagar por Brasil las principales ideas que habían alentado las grandes figuras europeas del Siglo de las Luces, como la defensa del progreso científico, la abolición de la esclavitud, la retirada de la censura, la libertad de credo y expresión, etc., con el convencimiento de que estas causas llevarían a Brasil el mismo desarrollo económico y cultural que habían generado en Europa.

En 1815 el territorio colonial fue elevado a la categoría de reino, con lo que pasaba a formar parte del trío de ellos -junto con el del Algarve y el de Portugal- que integraban el gran reino de Portugal. Pero los ilustrados brasileños anhelaban llegar mucho más lejos en sus pretensiones independentistas, por lo que alentaron algunas rebeliones que -como la más sonada de ellas, la revuelta pernambucana de 1817- fueron ampliamente glosadas y elogiadas por Hipólito José da Costa desde las páginas de O Correio Brasiliense.

Así las cosas, en 1821 la revolución liberal declarada en Portugal y extendida ya a Brasil obligó a Pedro VI a regresar a su antigua corte europea, con lo que su joven hijo Pedro quedó en Río de Janeiro en calidad de Regente. Las Cortes portuguesas, en las que los representantes brasileños apenas tenían voz, decidieron que Pedro IV habría de comportarse como un mero funcionario de alto rango, para favorecer que Brasil volviera a convertirse en una simple colonia. Pero la revolución liberal impulsada por los ilustrados brasileños -y jaleada por Hipólito José da Costa desde el mensuario que editaba en Londres- exigió al joven Regente que declarase la independencia de Brasil respecto a la Corona portuguesa, con lo que, a partir del 1 de diciembre de 1822, don Pedro pasó a ser el primer emperador de Brasil.

Conseguido su objetivo de ver proclamada la emancipación de su tierra natal, Hipólito José da Costa cerró su noticiero y decidió regresar a Brasil, en donde  no había vuelto a poner los pies desde su ya lejano viaje estudiantil a Coimbra. Las nuevas autoridades del imperio, conscientes del ímprobo esfuerzo que, en pro de la independencia, había realizado desde el exilio, le nombraron cónsul de Brasil en Londres y le condecoraron con la Orden Imperial do Cruzeiro. Pero el brillante escritor y audaz periodista no llegó a tener conocimiento de esta honrosa distinción, pues falleció en la capital inglesa a finales del verano de 1823, antes de recibir sus buenas nuevas.

foto de portada y video al ñpie de la nota: De izquierda a derecha: Roque Baudean, Presidente de CIPETUR; Andrés Sobrero, Secretario de Turismo de Colonia; Miriam Petrone, Presidenta de ABRAJET, y Ricardo Montenegro, Vice Presidente de CIPETUR. ( Se ha mantenido el audio original demostrando la participación y exaltación de más de 100 periodistas brasileños y uruguayos; y turistas que se acercaban a presenciar el evento.)

Galería de imágenes:1.- Placa conmemorativa colocada sobre la pared. 2.- Hipólito José da Costa Pereira Furtado de Mendonça. 3.- Imprentas en exhibición en el Museu da Comunicação Hipólito José da Costa, ubicado en la ciudad de Porto Alegre, Río Grande do Sul. 4.- página de O Correio Brasiliense.

publicado en: todopuntadeleste.com.uy

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